2 Septiembre 2020
Durante dos mil años, todos los que creen en el Señor han sabido que el Señor Jesús era Dios encarnado, pero pocas personas pueden entender qué es la encarnación. Y la Biblia predica muchas veces que el Señor Jesús obrará y se aparecerá como un Hijo del hombre en los últimos días. Si no entendemos la verdad de la encarnación, ¿podemos conocer al Señor cuando Él regrese? ¿No será excluido el Señor por nosotros? Por lo tanto, comprendiendo la verdad de la encarnación es esencial para nosotros al recibir el regreso del Señor. Entonces, ¿qué es exactamente la encarnación? Vamos a leer unos párrafos de las Palabras de Dios.
Dios dice: “El significado de la encarnación es que Dios aparece en la carne y Él viene a obrar en medio del hombre de Su creación bajo una imagen de carne. Por tanto, para que Dios se encarne, primero debe ser carne, una carne con una humanidad normal; esto, como mínimo, es el requisito previo más básico. De hecho, la implicación de la encarnación de Dios es que Él vive y obra en la carne; Dios se hace carne en Su misma esencia, se hace hombre”.
“El Dios encarnado se llama Cristo y Cristo es la carne que se viste con el Espíritu de Dios. Esta carne es diferente a cualquier hombre que es de la carne. La diferencia es porque Cristo no es de carne y hueso, sino que es la personificación del Espíritu. Tiene tanto una humanidad normal como una divinidad completa. Su divinidad no la posee ningún hombre. Su humanidad normal sustenta todas Sus actividades normales en la carne mientras que Su divinidad lleva a cabo la obra de Dios mismo”.
“El Cristo con humanidad normal es una carne en la que el Espíritu se materializa, que posee una humanidad normal, un sentido normal y un pensamiento humano. ‘Materializarse’ significa que Dios se hace hombre, que el Espíritu se hace carne; dicho claramente, es cuando Dios mismo habita en la carne con una humanidad normal y expresa Su obra divina a través de ella. Esto es lo que significa materializarse o encarnarse”.
“Al ser un hombre con la esencia de Dios, Él está por encima de cualquiera de los humanos creados y de cualquier hombre que pueda desarrollar la obra de Dios. Por tanto, entre todos los que tienen un caparazón humano como el suyo, entre todos los que poseen humanidad, sólo Él es el Dios mismo encarnado, todos los demás son humanos creados. Aunque todos poseen humanidad, los humanos creados no tienen más que humanidad, mientras que Dios encarnado es diferente. En Su carne, no sólo tiene humanidad sino que, más importante aún, también tiene divinidad. Su humanidad puede verse en la apariencia externa de Su carne y en Su vida cotidiana, pero Su divinidad es difícil de percibir. Como Su divinidad se expresa únicamente cuando Él tiene humanidad y no es tan sobrenatural como las personas lo imaginan, verla es extremadamente difícil para las personas. [...] como Dios se hace carne, Su esencia es una combinación de humanidad y divinidad. Esta combinación se llama Dios mismo, Dios mismo en la tierra”.
A partir de las palabras de Dios vemos que la encarnación es el Espíritu de Dios revestido de carne; o sea, el Espíritu de Dios se materializa en la carne con una humanidad y un pensamiento normales, y así se convierte en una persona normal y corriente, que obra y habla entre los hombres. Esta carne tiene una humanidad normal, pero también posee plena divinidad. Aunque en apariencia Su carne parezca normal y corriente, Él puede asumir la obra de Dios, expresar la voz de Dios y guiar y salvar a la humanidad. Esta es la encarnación de Dios.
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