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Cristo es la verdad, el camino y la vida. Después de leer la palabra de Dios, verás que Dios ha aparecido, IglesiadeDiosTodopoderoso, RelámpagoOriental,Dios, Jesús,Biblia,ElReinoDelCielo, MúsicaEvangélica,Alabanza, Gracia

XI Palabras clásicas sobre la entrada en la realidad de la verdad

(X) Palabras sobre temer a Dios y apartarse del mal

116. En primer lugar, sabemos que el carácter de Dios es majestad e ira. Él no es una oveja a la que cualquiera puede matar; más aún, no es un muñeco para que las personas lo controlen como quieran. Tampoco es aire que alguien pueda manejar a su antojo. Si crees realmente que Dios existe, debes tener un corazón que teme a Dios y debes saber que no se debe enojar a la esencia de Dios. Este enojo puede ser causado por una palabra, tal vez por un pensamiento o por cierto tipo de comportamiento vil; quizá por un comportamiento apacible, una conducta que sea aceptable a los ojos y a la ética del hombre; o quizás sea causado por una doctrina, una teoría. Sin embargo, una vez que enojas a Dios, has perdido tu oportunidad y han llegado tus últimos días. ¡Esto es algo terrible! Si no entiendes que no se puede ofender a Dios, es posible que no le tengas miedo, y le ofendas constantemente. Si no sabes cómo temer a Dios, eres incapaz de hacerlo, y desconocerás la forma de situarte en la senda para andar en Su camino: temer a Dios y apartarse del mal. Una vez que te das cuenta de ello, puedes tomar consciencia de que a Dios no se le puede ofender y entonces sabrás lo que es temer a Dios y apartarse del mal.

de ‘Cómo conocer el carácter de Dios y el resultado de Su obra’ en “La Palabra manifestada en carne”

117. Si no comprendes el carácter de Dios, entonces te será imposible realizar la labor que deberías hacer para Él. Si no conoces la esencia de Dios, entonces te será imposible mostrarle reverencia y temor; antes bien, sólo indiferencia y prevaricación despreocupadas, y lo que es más, blasfemia incorregible. Aunque comprender el carácter de Dios es sin duda importante, y conocer la esencia de Dios no debe tomarse a la ligera, nadie jamás ha examinado o indagado a fondo estas cuestiones. Es evidente que todos vosotros habéis descartado los decretos administrativos que Yo he promulgado. Si vosotros no comprendéis el carácter de Dios, entonces os será fácil ofender Su carácter. Semejante ofensa equivale a encender la ira de Dios mismo, y el fruto final de tu acción se convierte en una transgresión contra los decretos administrativos. Ahora debes darte cuenta de que la comprensión del carácter de Dios viene con el conocimiento de Su esencia, y que junto con la comprensión del carácter de Dios viene la comprensión de los decretos administrativos. Ciertamente, muchos de los decretos administrativos aluden al carácter de Dios, pero Su carácter no ha sido expresado en su totalidad dentro de ellos. En consecuencia, necesitáis ir un paso más allá en el desarrollo de vuestra comprensión del carácter de Dios.

de ‘Es muy importante comprender el carácter de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

118. Aunque parte de la esencia de Dios sea el amor, y Él extienda misericordia a todos, las personas pasan por alto y olvidan el concepto de que Su esencia también es dignidad. Que Él tenga amor no quiere decir que las personas puedan ofenderle libremente y que Él no tenga ningún sentimiento o reacción. Que sea misericordioso no significa que no tenga principios en Su forma de tratar a las personas. Dios está vivo; Él existe realmente. No es un muñeco imaginario u otra cosa. Y ya que existe, deberíamos escuchar atentamente la voz de Su corazón en todo momento, prestar atención a Su actitud y entender Sus sentimientos. No deberíamos usar las imaginaciones de las personas para definir a Dios ni imponerle a Él los pensamientos y deseos de las personas, obligándole a emplear el estilo y el pensamiento del hombre en Su trato con la humanidad. Si lo haces, ¡estás enojando a Dios, estás tentando Su ira, y desafiando a Su dignidad! Por tanto, una vez hayáis comprendido la gravedad de este asunto, insto a todos y cada uno de vosotros presentes a ser cautos y prudentes en vuestras acciones, en vuestro discurso. Respecto a vuestro trato con Dios, ¡cuanto más cautos y prudentes seáis, mejor! Cuando no entiendas cuál es la actitud de Dios, no hables con descuido, no seas negligente en tus acciones ni apliques etiquetas con irresponsabilidad. Más aún, no llegues a conclusiones de manera arbitraria. En su lugar, debes esperar y buscar; esto también es una manifestación del temor a Dios y de apartarse del mal.

de ‘Cómo conocer el carácter de Dios y el resultado de Su obra’ en “La Palabra manifestada en carne”

119. ¿Qué es temer a Dios? ¿Y cómo puede alguien apartarse del mal?

“Temer a Dios” no significa sentir un terror u horror indescriptibles ni evadirse, ni colocarse a una distancia; no es idolatría ni superstición. Más bien es admiración, estima, confianza, entendimiento, preocupación, obediencia, consagración, amor, así como adoración, compensación, y sumisión incondicionales y resignadas. Sin un conocimiento genuino de Dios, la humanidad no tendrá una admiración, una confianza, un entendimiento, una preocupación u obediencia genuinos, sino sólo pavor e inquietud, sólo duda, malentendido, evasión, y elusión; sin un conocimiento genuino de Dios, la humanidad no tendrá una consagración y una compensación genuinas; sin un conocimiento genuino de Dios, la humanidad no tendrá una adoración y una sumisión genuinas, sólo idolatría y superstición ciegas; sin un conocimiento genuino de Dios, la humanidad no puede actuar de acuerdo a Su camino ni temerle, ni apartarse del mal. Por el contrario, toda actividad y conducta en las que el hombre se involucre estarán llenas de rebelión y desafío, con imputaciones difamatorias y juicios calumniadores sobre Él, y con la conducta malvada yendo en contra de la verdad y el verdadero significado de las palabras de Dios.

Cuando la humanidad tiene una confianza real en Dios, será sincera cuando le sigua y dependa de Él; sólo con una confianza real en Dios y una dependencia de Él la humanidad puede tener un entendimiento y una comprensión genuinos; junto con la comprensión real de Dios, viene la preocupación real por Él; sólo con una preocupación genuina por Dios, la humanidad puede tener una obediencia genuina y sólo con esta la humanidad puede alcanzar una consagración genuina. Sólo con una consagración genuina a Dios la humanidad puede tener una compensación incondicional y sin queja. Sólo con una confianza, una dependencia, un entendimiento, preocupación, una obediencia, una consagración y una compensación genuinos, la humanidad puede llegar verdaderamente a conocer el carácter y la esencia de Dios, y la identidad del Creador. Sólo cuando ha llegado a conocer verdaderamente al Creador, la humanidad puede despertar en sí misma la adoración y la sumisión genuinas. Sólo cuando tiene una adoración y una sumisión reales al Creador, la humanidad podrá ser verdaderamente capaz de dejar de lado sus caminos malvados, es decir, apartarse del mal.

Esto constituye todo el proceso de “temer a Dios y apartarse del mal”, y es también el contenido en su totalidad del temor a Dios y apartarse del mal, así como el camino que se debe recorrer para llegar a temer a Dios y apartarse del mal.

de ‘Conocer a Dios es el camino hacia el temer a Dios y apartarse del mal’ en “La Palabra manifestada en carne”

120. En cada era, Dios otorga algunas palabras al hombre cuando obra en el mundo, y le comunica algunas verdades. Estas le sirven de camino al que debe adherirse, por el que debe andar, la senda que le permite al hombre temer a Dios y apartarse del mal, el que las personas deberían poner en práctica y respetar en sus vidas y a lo largo de sus viajes vitales. Por estas razones Dios le concede estas palabras al hombre; y este debería respetarlas, porque vienen de Él y porque observarlas es recibir vida. Si alguien no las cumple, no las pone en práctica, y no las vive en su vida, no está practicando la verdad. Y si esto es así ni le teme a Dios, ni se aparta del mal, ni puede satisfacer a Dios. Si alguien no puede satisfacerle tampoco puede recibir la aprobación de Dios; este tipo de persona no tiene desenlace.

de ‘Cómo conocer el carácter de Dios y el resultado de Su obra’ en “La Palabra manifestada en carne”

121. ¿Qué es lo principal que uno debe entender cuando busca obtener la entrada en la vida? Que, en todas las palabras expresadas por Dios, independientemente de a qué aspecto se refieran, debes hallar cuáles son Sus requerimientos y Sus estándares para las personas y, a partir de ellos, buscar un camino de práctica. Luego debes usarlas para examinar tu conducta y tu perspectiva en la vida, y también examinar todos tus estados y expresiones en contra de ellas. Y, lo que es más importante, debes comprobar estos estándares para determinar cómo debes hacer las cosas, cómo debes satisfacer la voluntad de Dios en el transcurso del cumplimiento de tus deberes, y cómo puedes actuar completamente acorde a los requerimientos de Dios. Sé una persona con la realidad de la verdad; no seas alguien que sólo se arma con palabras, doctrinas y teorías religiosas. No finjas tener espiritualidad; no seas una persona falsamente espiritual. Debes concentrarte en practicar y en usar las palabras de Dios para compararlas y reflexionar sobre tus propios estados y, luego, cambiar el punto de vista y la actitud con la que tratas toda clase de situaciones. Al final, podrás venerar a Dios en todas las situaciones y ya no actuarás más de manera imprudente según tus propias ideas, no harás las cosas según tus deseos ni vivirás dentro de un carácter corrupto. En cambio, todas tus acciones y palabras se basarán en las declaraciones de Dios y serán acordes con la verdad; como resultado, gradualmente darás lugar a la reverencia a Dios. Un corazón temeroso de Dios se produce al buscar la verdad; no viene con la restricción. Toda restricción genera y es un tipo de comportamiento, pero eso es un tipo de restricción externa. La reverencia genuina hacia Dios viene –en el transcurso de la creencia en Dios– del entendimiento de la verdad, de practicar acorde con la verdad, de reducir gradualmente y más y más el propio carácter corrupto y mejorar poco a poco los propios estados, para poder presentarse frecuentemente ante Dios; este es el tipo de proceso que da lugar a la reverencia genuina. Cuando esto ocurra, sabrás qué significa venerar a Dios, y entonces te darás cuenta de qué tipo de actitud, qué tipo de estado y qué tipo de carácter debe poseer la gente antes de ser verdaderamente temerosa de Dios y mostrar reverencia hacia Él.

de ‘Sólo quienes practican la verdad tienen un corazón temeroso de Dios’ en “Registros de las pláticas de Cristo

122. Debes ir a menudo ante Dios, comer y beber Sus palabras, reflexionar sobre ellas y aceptar la guía y la disciplina que Él te dé. Debes poder someterte a todos los ambientes, personas, cosas y asuntos que Dios ha dispuesto para ti, y en lo que se refiere a los asuntos que no puedes comprender muy bien, debes orar frecuentemente al tiempo que buscas la verdad; sólo entendiendo la voluntad de Dios puedes encontrar un camino hacia delante. Debes tener reverencia hacia Dios y llevar a cabo con cuidado lo que debes hacer; debes estar a menudo en paz ante Dios y no ser disoluto. Por lo menos, cuando algo te pase, tu primera reacción debe ser calmarte y, de inmediato, orar. Al orar, esperar y buscar lograrás entender la voluntad de Dios. Esta es una actitud que muestra reverencia hacia Dios, ¿no es así? Si en lo profundo de ti veneras a Dios, te sometes a Él y puedes estar en silencio ante Él y comprender Su voluntad, entonces al cooperar y practicar de esta manera puedes ser protegido. No te encontrarás con la tentación ni harás cosas que interrumpan la obra de gestión de Dios y tampoco irás tan lejos como para provocar Su odio. Con un corazón temeroso de Dios, tendrás temor de ofenderlo; en el momento en el que te topes con la tentación, vivirás ante Él, temblando de miedo y con la esperanza de que podrás someterte a Él en todas las cosas y satisfacerlo. Sólo practicando de esta forma, viviendo frecuentemente en ese estado y estando frecuentemente en paz ante Dios podrás distanciarte de la tentación y el mal sin siquiera tener que pensar en ello.

de ‘Sólo si vives ante Dios en todo momento puedes caminar por la senda de la salvación’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

123. Andar en el camino de Dios no tiene que ver con observar reglas de forma superficial. Más bien significa que al enfrentarte a un asunto, ante todo lo veas como una circunstancia organizada por Dios, una responsabilidad que Él te ha concedido, o algo que Él te ha confiado; durante el proceso deberías considerarlo incluso como una prueba de Dios. Por ello, debes tener un estándar, pensar que procede de Dios. Debes reflexionar en cómo lidiar con ello de forma que puedas cumplir con tu responsabilidad, y ser fiel a Dios; en cómo hacerlo y no enfurecerle ni ofender Su carácter. […] Porque para andar en el camino de Dios, no podemos descuidar nada que tenga que ver con nosotros, o que ocurra a nuestro alrededor; ni siquiera las cosas pequeñas. Independientemente de que nos parezca que debamos prestarle atención o no, mientras le estemos haciendo frente a un asunto, no deberíamos pasarlo por alto. Deberíamos considerarlo todo como una prueba de Dios para nosotros. ¿Cómo es este tipo de actitud? Actuando así confirmas un hecho: tu corazón le teme a Dios, y está dispuesto a apartarse del mal. Si tienes este deseo de satisfacer a Dios, lo que pones en práctica no está lejos del estándar de temer a Dios y apartarse del mal.

de ‘Cómo conocer el carácter de Dios y el resultado de Su obra’ en “La Palabra manifestada en carne”

124. Dios siempre está en los corazones de aquellos que genuinamente creen en Dios y siempre llevan un corazón reverente a Dios dentro de ellos, un corazón que ama a Dios. Aquellos que creen en Dios deben hacer las cosas con un corazón cauteloso y prudente, y todo lo que hacen debe estar de acuerdo con las exigencias de Dios y ser capaces de satisfacer el corazón de Dios. No deben ser obstinados y hacer lo que les plazca; eso no está en conformidad con la dignidad de los santos. Las personas no pueden hacer alarde del estandarte de Dios y correr enloquecidamente con él por todas partes, fanfarroneando y estafando en todas partes; hacer esto es la conducta más rebelde. Las familias tienen reglas y las naciones tienen leyes, así que ¿cuánto más la familia de Dios tiene estándares estrictos? ¿No tiene aún más decretos administrativos? Las personas son libres de hacer lo que quieran, pero los decretos administrativos de Dios no pueden alterarse a voluntad. Dios es un Dios que no permite que las personas lo ofendan y Dios es un Dios que manda a las personas a la muerte, ¿realmente no saben ya esto las personas?

de ‘Una advertencia a los que no practican la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

125. El temor que Job tenía de Dios y su obediencia a Él son un ejemplo para la humanidad, y su perfección y rectitud fueron la cúspide de la humanidad que el hombre debía poseer. Aunque no vio a Dios, se dio cuenta de que Él existía realmente y como resultado de esta comprensión temió a Dios; y debido a su temor de Dios fue capaz de obedecerlo. Dio rienda suelta a Dios para que tomase todo lo que tenía, sin quejarse, y se postró delante de Él y le dijo que, incluso si Dios tomaba su carne en ese mismo momento, él le permitiría hacerlo con alegría, sin quejarse. Toda su conducta se debió a su humanidad perfecta y recta. Es decir, como consecuencia de su inocencia, honestidad y bondad Job fue firme en su comprensión y experiencia de la existencia de Dios, y sobre este fundamento se impuso exigencias y estandarizó su pensamiento, comportamiento, conducta y principios de acción delante de Dios, según Él lo dirigiera y de acuerdo con Sus hechos, que él había visto entre todas las cosas. Con el tiempo, sus experiencias provocaron en él un temor auténtico y real de Dios y le hicieron apartarse del mal. Esta era la fuente de la integridad a la que Job se aferraba con firmeza. Job era poseedor de una humanidad sincera, inocente y amable, y tenía una experiencia real de temer a Dios, obedecerlo y de apartarse del mal, así como el conocimiento de que “Jehová dio y Jehová quitó”. Sólo por estas cosas fue capaz de mantenerse firme y dar testimonio en medio de los ataques tan despiadados de Satanás; sólo por ellas fue capaz de no decepcionar a Dios y darle una respuesta satisfactoria cuando Sus pruebas cayeron sobre él.

de ‘La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II’ en “La Palabra manifestada en carne”

126. Job no había visto el rostro de Dios ni había oído palabras pronunciadas por Él, y mucho menos experimentado personalmente Su obra; sin embargo, todos han sido testigos de su temor de Dios y de su testimonio durante las pruebas; Él los ama, se deleita en ellos y los elogia, y las personas los envidian, admiran, y además cantan sus alabanzas. No había nada extraordinario ni grandioso en su vida: como cualquier persona ordinaria, vivía una vida común y corriente: salía a trabajar al amanecer y regresaba al hogar para descansar al anochecer. La diferencia es que durante estas varias décadas poco destacables, adquirió una perspectiva del camino de Dios, fue consciente y entendió Su gran poder y Su soberanía, como ninguna otra persona lo había hecho nunca. No era más listo que cualquier otra persona común, su vida no era especialmente férrea ni, aún menos, él tampoco tenía habilidades especiales invisibles. Sin embargo, poseía una personalidad honesta, bondadosa, recta, que amaba la ecuanimidad, la justicia, y las cosas positivas, algo que la mayoría de las personas ordinarias no poseen. Diferenciaba entre el amor y el odio, tenía sentido de la justicia, era inflexible y persistente, a la vez que diligente en sus pensamientos; así, durante su tiempo común y corriente sobre la tierra vio todas las cosas extraordinarias que Dios había hecho, Su grandeza, Su santidad y Su justicia; Su preocupación por el hombre, Su gracia y Su protección sobre este, así como la honorabilidad y la autoridad del Dios supremo. La primera razón por la que Job fue capaz de obtener estas cosas, que estaban fuera del alcance de cualquier persona normal, era que tenía un corazón puro; este le pertenecía a Dios, y el Creador lo dirigía. La segunda razón era su búsqueda: procuraba ser impecable y perfecto, alguien que cumpliera la voluntad del Cielo, que fuera amado por Dios, y que se apartara del mal. Job poseía y buscaba estas cosas aunque fuera incapaz de ver a Dios u oír Sus palabras; aunque nunca le había visto, había llegado a conocer los medios por los que Él domina todas las cosas, y entendió la sabiduría con la que Él lo hace. Aunque nunca había oído las palabras habladas por Dios, Job sabía que el recompensar al hombre y el quitarle cosas, todo procede de Él. Aunque los años de su vida no fueron diferentes de los de una persona ordinaria, no permitió que lo poco destacado de su existencia afectase a su conocimiento de la soberanía de Dios sobre todas las cosas, o a seguir el camino de temer a Dios y apartarse del mal; a sus ojos, las leyes de todas las cosas estaban llenas de Sus hechos, y Su soberanía podía contemplarse en cualquier parte de la vida de la persona. No había visto a Dios, pero era capaz de darse cuenta de que Sus hechos están por todas partes, y durante su tiempo común y corriente sobre la tierra, fue capaz de ver y de ser consciente de los hechos extraordinarios y maravillosos de Dios, y Sus maravillosas disposiciones, en cada rincón de su vida. Que Dios estuviese escondido y en silencioso no le estorbó para tomar consciencia de Sus hechos ni afectó a su conocimiento de Su soberanía sobre todas las cosas. Su existencia fue la comprensión de la soberanía y de las disposiciones de Dios, quien está escondido entre todas las cosas, durante su vida cotidiana. En ella también oyó y entendió la voz del corazón de Dios y las palabras de Dios, quien permanece callado entre todas las cosas, pero que expresa la voz de Su corazón y Sus palabras al gobernar las leyes de todas las cosas. Ves, pues, que si las personas tienen la misma humanidad y búsqueda que Job, pueden obtener la misma conciencia y conocimiento, y adquirir el mismo entendimiento y conocimiento de la soberanía de Dios sobre todas las cosas que él. Dios no se le había aparecido ni le había hablado, pero él fue capaz de ser perfecto y recto, de temerle y apartarse del mal. En otras palabras, sin que Dios se le aparezca o le hable al hombre, Sus hechos entre todas las cosas y Su soberanía sobre estas son suficientes para que el ser humano sea consciente de Su existencia, Su poder y Su autoridad; estos dos últimos son suficientes para que el hombre siga el camino de temer a Dios y apartarse del mal.

de ‘La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II’ en “La Palabra manifestada en carne”

127. “Temer a Dios y apartarse del mal” y conocer a Dios, están indivisiblemente conectados por miles de hilos, y la conexión entre ellos es evidente por sí sola. Si uno desea conseguir apartarse del mal, debe sentir primero un temor real de Dios; si uno desea conseguir un temor real de Dios, debe tener primero un conocimiento real de Dios; si uno desea conseguir el conocimiento de Dios, debe experimentar primero las palabras de Dios, entrar en la realidad de Sus palabras, experimentar Su reprensión y Su disciplina , Su castigo y juicio; si uno desea experimentar las palabras de Dios, debe encontrarse cara a cara con las palabras de Dios, encontrarse cara a cara con Dios, y pedirle que provea oportunidades para experimentar Sus palabras en la forma de todas las clases de entornos que impliquen a personas, acontecimientos, y objetos; si uno desea encontrarse cara a cara con Dios y con Sus palabras, debe poseer primero un corazón simple y sincero, la actitud a aceptar la verdad, la voluntad de resistir el sufrimiento, la determinación y la valentía de apartarse del mal, y la aspiración de convertirse en un ser creado genuino… De esta forma, yendo adelante paso a paso te acercarás cada vez más a Dios, tu corazón será cada vez más puro, y tu vida y el valor de estar vivo, junto a tu conocimiento de Dios, estarán cada vez más llenos de sentido y se expandirán cada vez más radiantes.

de ‘Conocer a Dios es el camino hacia el temer a Dios y apartarse del mal’ en “La Palabra manifestada en carne

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