8 Julio 2019
I
Dios mira Sus creaciones, vigila, día tras día, observa.
Con humildad, prueba, oculto, la vida, ve lo que el hombre hace aquí.
¿Quién se ofrece de corazón a Dios?
¿Quién prefiere buscar verdad?
¿Quién se aferra a Dios, y cumple con Él,
con su promesa y deber?
¿Quién convive con Dios en su alma?
¿Quién lo ama tanto como a su propio vivir?
¿Quién ve Su divinidad relucir,
o ha querido tocarlo y sentir?
Si las personas se ahogan, Dios vendrá.
Si no hay fe en su vida, Dios vendrá.
Él les da coraje para vivir, oportunidad de seguir.
Y si lo tocan, será su roca.
Si desobedecen, Dios hará que lo conozcan.
Si aún respiran para vivir, no les hará morir.
II
Dios observa el carácter del hombre, día tras día, vigila.
Con piedad le ofrece la oportunidad de corregir y empezar.
¿Cuántos vieron las manos de Dios?
¿Y cuántos Su rostro de bondad?
¿O la sonrisa de Su cara brillar?
¿Ira o gran majestuosidad?
Si las personas se ahogan, Dios vendrá.
Si no hay fe en su vida, Dios vendrá.
Él les da coraje para vivir, oportunidad de seguir.
Y si lo tocan, será su roca.
Si desobedecen, Dios hará que lo conozcan.
III
Aunque no lo conozcan, Dios no hiere en la llaga, no;
entiende sus dificultades, sí,
y sólo castiga a quien se aleja de Él.
Si las personas se ahogan, Dios vendrá.
Si no hay fe en su vida, Dios vendrá.
Él les da coraje para vivir, oportunidad de seguir.
Y si lo tocan, será su roca.
Si desobedecen, Dios hará que lo conozcan.
De “La Palabra Manifestada En Carne”
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